Y aquí estoy de nuevo, copa en mano, llevándome por enésima vez, como diría Ignatius Farray, una puta lección de humildad.
Cuando probé este vino hace aproximadamente año y medio me pareció decente, aceptable… No entendía como me lo habían pintado tan bien, como se decían tantas maravillas en mis corrillos habituales, el vino no estaba mal, pero poco más.
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